El origen de esta palabra es gaélico escosés y significa "grito de guerra". Incluso fue en un contexto bélico cuando se comenzó a considerar esta frase de aliento como un elemento más dentro de la publicidad.
Según la historia, el primer gran slogan fue "Tu país te necesita", creado durante la Primera Guerra Mundial por el soldado Lord Kitchener. A través de un cartel pegado en las calle de Gran Bretaña, el ejército de este país invitaba a los jóvenes a enrolarse. En la actualidad, esta poderosa frase aún es utilizada por Estados Unidos, que continúa invitando a los adolescentes a enlistarse a través del slogan "El ejército te necesita".
Tras observar el impacto que esta herramienta producía, las grandes organizaciones hicieron uso de los gritos de guerra para atraer la atención del público e incrementar sus ventas. Sin embargo, la pregunta aún sigue en el aire: ¿son tan efectivos como se plantea?
Beneficios
Típicamente, el objetivo de un buen slogan es vender, proclamando que el producto que anuncia es de buena calidad, haciendo hincapié en sus beneficios y demostrando que es el más adecuado para el consumidor. Es por ello que el slogan tiene un importante rol en los resultados financieros de un negocio.En general, un slogan es bueno cuando:
- Declara verazmente los principales beneficios de un producto o marca.
- Destaca las diferencias entre tu producto y el de otras firmas.
- Es difícil de olvidar, se adhiere a la memoria, especialmente si se acompaña con instrumentos nemotécnicos como estribillos, ritmos, imágenes o secuencias de anuncios televisivos.
- Te ayuda a generar una personalidad distintiva respecto al resto.
- Da una impresión creíble, y no exagera.
- Logra que el consumidor se sienta bien.
- Es capaz de generar un deseo o necesidad en la persona.
¿Cómo Generar Un Buen Slogan?
Para elegir esas cuatro o cinco palabras que conforman tu grito de guerra será necesario que conozcas tu mercado, productos y también tu competencia. Dichos aspectos están articulados en tu Estrategia de Marketing. Los slogans extensos generan numerosos conflictos, tanto desde un punto de vista gráfico como semántico. Aplicar un slogan extenso en tamaño es gráficamente complejo y perjudicial para la apariencia de la pieza a diseñar.
Durante el proceso de diseño de tu logotipo, la inclusión del slogan impacta en la disposición del diseño. Un slogan extenso obliga al diseñador a adecuar el tamaño del nombre de empresa para mantener su prominencia. Consecuentemente, el imagotipo -elemento incónico o gráfico que sirve de apoyo a la marca- debe proporcionarse al nombre y al slogan. Como resultado, este imagotipo queda condicionado por el slogan, en lugar de ser diseñado para comunicar el concepto de su empresa o el producto.
Por otro lado, un slogan extenso no genera el impacto buscado, porque incrementa su complejidad lingüística y sintáctica. El slogan se convierte en un objeto de desciframiento que acentúa la mediatización propia del lenguaje, condicionando la libertad de acción. Al desviarse el foco de atención del logotipo al slogan, la idea atrás del slogan devora al logotipo.
Finalmente vale recordar que la creación de un slogan exige consideraciones y definiciones previas.
Si no dispones de un slogan al momento de generar una pieza de comunicacion, es preferible no incluirla en ella. De este modo, te evitarás correcciones posteriores y desperdicio de impresos. Lo más importante es que tus clientes no vean un cambio en el mensaje que generalmente has usado, lo cual denotaría improvisación y falta de profesionalismo.
“Quien no logre enfrentar el miedo al ridículo, no podrá zambullirse en lo nuevo.”
Andres Ubierna
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