jueves, 24 de marzo de 2011

ORGANIZACIONES EMOCIONALES E INTELIGENTES


Sería deseable que las organizaciones desarrollasen al máximo su inteligencia emocional, pero todos sabemos que las empresas no disponen de este campo por sí mismas, sino las personas que la componen y sobre todo sus directivos. Por tanto, será más inteligente emocionalmente aquella empresa que cuente con un grupo humano con sus capacidades emocionales más desarrolladas.
Desgraciadamente no suele ser así de forma habitual, lo normal es que las empresas se rijan por decisiones tomadas sobre la base de números, datos fríos, resultados, estudios de mercados, etc. 

La mayoría de los directivos, con coeficientes intelectuales altos, sienten emociones en su vida privada… aman, lloran, ríen, disfrutan, sienten miedo o son felices. Pero cuando se adentran en el mundo profesional pierden parte de su inteligencia emocional y lo cuecen todo sobre el fuego de la lógica, de la razón. Parece ser que así se es más “profesional”, pensamiento extendido, frente al menos “duro” que pretende considerar los sentimientos de las demás, aunque esto solo sea empatía.

…Hugo, como director de recursos humanos, se disponía a entrar en la reunión mensual del comité de dirección cuando se cruzó con su compañero y director comercial. Este le paro y le preguntó: “¿Ya está resuelto el tema del fulano ese?” Hugo no contestó, se limitó a sonreír y entró en la sala de reuniones. No compartía la forma como resolvía su compañero las diferencias con los miembros de su equipo. Cuando se trató el tema en la reunión no hubo posibilidad de razonar, el director general zanjo las diferencias con la frase: Aquí o se está con nosotros o fuera.
Ya en su despacho, Hugo pensaba en las consecuencias de la frase de su director, por un lado el costo económico del despido y por otra la falta de sensibilidad emocional.

Peter Salovey desarrolla un marco para la Inteligencia Emocional y la organiza en cinco competencias:
  
1.  Conocimiento de las propias emociones. El conocimiento de uno mismo.

2.  La capacidad de controlar las emociones, para permitirnos adecuarlos al momento.

3.  La capacidad de motivarse uno mismo.

4.  El reconocimiento de las emociones ajenas. La empatía.

5.  El control de las relaciones. La habilidad para relacionarnos adecuadamente con las emociones de los demás. 

Es posible que muchos directivos carezcan de algunas de estas competencias, incluso de todas ellas.





“Haz lo necesario para lograr tu mas ardiente deseo, y acabaras lográndolo.”

Ludwig van Beethoven

No hay comentarios:

Publicar un comentario