- “Entre el y yo
hay mucho distanciamiento”,
- “No me trata
como a una persona”,
- “Vive buscando
errores para mantener el poder”,
- “Existe una
barrera de plomo que no nos permite plantearle las cosas con confianza”,
- “Quiere tener
siempre la razón”,
- “La
participación no es cosa de todos los días y después anda diciendo que se
siente solo”,
Algunos conceptos que servirán para ilustrar aún más esto de “jefes” y “líderes”:
- La autoridad de
un jefe impone, la autoridad de un líder seduce.
- Un jefe dice
aquí mando yo, el líder dice aquí estoy a tu servicio.
- Un jefe dice
“vaya”, el líder dice “vamos”.
- El jefe mira
desde arriba buscando castigar el error, el lider se arremanga cuando es
necesario apoyar al equipo, generando un aprendizaje compartido.
El reconocido autor de "La Inteligencia Emocional" Daniel Goleman llama liderazgo disonante a las primeras situaciones y liderazgo “resonante” a las segundas. La resonancia es música para los oídos de las personas que trabajan en cualquier organizacion, en cambio la disonancia es puro ruido organizacional . Ese “ruido organizacional” está transformando a los lugares de trabajo en lo que él denomina “organizaciones tóxicas”
Más allá de las grandes exigencias y los cambiantes desafíos, es hora de que quien tenga un papel de liderazgo en una organización comulgue con un estilo que tenga sus bases en competencias como el trabajo en equipo, la gestión de los conflictos, la influencia, la motivación, el reconocimiento, la empatía, ejemplo, en fin, una “resonancia personal y organizacional” que aliente a desechar la toxicidad que muchos “jefes” emanan día a día y contaminan cualquier ambiente laboral.
Leí alguna vez: “La arrogancia intelectual y carácter abusivo son consideradas ahora mismo fatídicos; los jefes duros pierden el terreno”.
Uno ya es responsable para elegir el camino a seguir.
“Si le temes a tu superior, él es un jefe, si lo aprecias y lo admiras, él es un líder”.
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