1.- La ejecución y la mejor gestión administrativa de la empresa a base de eficiencia, mantenimiento, productividad y optimización.
Con disciplina, precisión y control, un negocio busca incrementar su productividad año con año.
Entre los conceptos tradicionales relacionados están: reingeniería, reestructuraciones, TQM (total quality), SCM (supply chain) administración de tiempos y movimientos, logística, programación lineal, centralizaciones de compras, sistemas de información vinculados, procesos just in time, economías de escala, etcétera.
Pero existe el riesgo de caer en la obsesión del denominador (gastos, costos) a expensas del numerador (ventas, crecimiento). La filosofía de "entre menos burros más olotes" quiere disminuir en lugar de crecer; desinvertir en lugar de invertir; cuidar la participación de mercado en lugar de ir por la de los competidores y la de mercados nuevos.
Adicionalmente, la maximización de la eficiencia requiere la minimización de la flexibilidad. Y una pérdida de flexibilidad anuncia la eventual muerte por des-adaptación y des-sincronización con el mercado. No hay sistema cerrado que pueda sobrevivir.
Este punto entonces trata sobre la administración de la oportunidad. Si la oportunidad es el origen de un negocio, la gestión tiene que ser la preservación; pero la oportunidad indubitablemente cambia y se reconforma. Si sigues configurado alrededor de la oportunidad original y te haces cada vez más eficiente, sin considerar la metamorfosis que cualquier oportunidad sufre, entonces más rápidamente quedarás fuera de la jugada.
2.- La detección y explotación de oportunidades de manera sistémica.
La empresa requiere de un sistema nervioso activo, sensible, intuitivo, que esté recogiendo constantemente del mercado las tendencias, modas, cambios estructurales, tecnológicos y de modelos de negocio.
Este sistema de detección alimenta a la compañía y le insinúa, le propone o le demanda nuevos rumbos a explorar, pilotear, experimentar y lanzar.
Una cosa es el sensor que detecta, descubre y anuncia, y otra es la seriedad e importancia que la empresa le da al descubrimiento.
Lo ideal es que se enlisten los escenarios a explorar viéndolos como un inventario de oportunidades que tiene que analizarse, opción por opción, bajo dos criterios: el tamaño del impacto que podría traer al negocio y la facilidad y costo para implementarla.
Esto dispara cuatro cuadrantes: 1.- lo fácil de implementar y de bajo impacto, 2.- lo difícil de implementar y de bajo impacto; a estos dos cuadrantes hay que ignorarlos, pero sin perderlos de vista.
En el cuadrante 3 está lo fácil de implementar y de alto impacto, que es el más relevante de todos en función de los resultados de corto plazo que puede traer.
En el 4 está lo difícil de implementar y de alto impacto, que es donde radican las ventajas competitivas que la empresa podría construir o perfeccionar y que la competencia difícilmente podría copiar.
Este punto entonces trata sobre la detección y explotación de oportunidades, sobre mantener un sistema abierto que se centra sistemáticamente en el génesis de nuevos negocios e iniciativas para revigorizar al negocio.
3.- El diseño y la ejecución del tradeoff entre estas dos fuerzas según el contexto y la trayectoria de la empresa.
Mientras se mantiene el paso de una operación incrementalmente eficiente tiene que existir la intención estratégica de renovación. Es una tensión necesaria de fuerzas que demandan que los directivos y empresarios tengan la capacidad de mantener intencionalmente el conflicto de prioridades y fomente un ambiente vibrante y estimulante.
Hay que repartir los esfuerzos y asignar recursos no sólo a la administración del negocio, sino a la detección y explotación de oportunidades. ¿Cuánto para cada uno?
Si te pasas de innovador caes en explosión; si te pasas de eficiente caes en implosión.
Si inviertes demasiados recursos en innovación, la competencia más eficiente te desplazará; si inviertes demasiados recursos en eficiencia, la competencia más innovadora te desplazará.
Y también es un tema de timing: si inviertes los recursos necesarios para la innovación en el tiempo inadecuado, la competencia más certera te desplazará; si inviertes los recursos necesarios para la eficiencia en el tiempo inadecuado, la competencia más certera te desplazará.
Es enfoque a la eficiencia, enfoque a la innovación, enfoque a la intensidad, enfoque a los tiempos.
Este punto entonces trata sobre el balance o desbalance intencionado de la administración del negocio con la detección y explotación de nuevas oportunidades.
En conclusión se podría decir que es un tema de qué energía asumir, en qué grado y en qué tiempo.
Para ilustrarlo metafóricamente, correlacionándolo con la mitología griega, pudiera decirse que: la gestión de empresas es una ciencia, como lo diría Apolo; la gestión de empresas es un arte, como lo diría Dionisio; la gestión de empresas es una cuestión de grado y sobretodo de timing, como lo diría Cronos.
Pero quizá más bien sea un tema de danza, como lo diría Terpsícore -la musa de la música y el baile; es como un interminable gran baile entre tres grandes objetivos que requieren ser atendidos de manera simultánea.
Hay que danzar con gracia y ritmo a pesar de que se trata de una gran tensión entre las fuerzas, pero con el entendimiento de que sin tensión de opuestos no hay energía, y sin colisión no hay creación.
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