Una vez que terminó la Segunda Guerra Mundial se inició en los laboratorios Bell una profunda investigación sobre la teoría de ciertos materiales sólidos, y uno de los resultados que se obtuvieron fue el desarrollo del transistor. Lo que buscaban los investigadores era diseñar y fabricar materiales semiconductores para utilizarse en el desarrollo de componentes para sistemas de comunicación.
Durante la última guerra ya se habían logrado avances con el silicio y el germanio como detectores para el radar, se habían recurrido a estos compuestos por que los tubos de vacío, también conocidos como “bulbos”, no podían manejar las señales eléctricas de alta frecuencia.
Antes de seguir vamos a recordar algunos conceptos básicos de electricidad. La propiedad eléctrica de los materiales depende del grado de libertad de sus electrones. Los electrones se acomodan alrededor de núcleo del átomo en capas, aquellos electrones que están solos en la última capa no reciben tanta atracción y pueden separarse con mayor facilidad, por que ese electrón quedará disponible para que el elemento conduzca muy bien electricidad. Por ejemplo, átomos con un solo electrón en la capa externa son: el sodio, el cobre, la plata y el oro, todos estos elementos son buenos conductores de electricidad. Los átomos que tienen capas externas llenas de electrones ejercen una fuerte atracción sobre ellos y por lo tanto no son buenos conductores de electricidad.
De lo anterior podemos establecer que ciertos materiales solamente pueden emitir energía en cantidades determinadas, dependiendo de los átomos que pueda liberar, pero si se les añade ciertas impurezas se le puede alterar su capacidad para conducir energía. Los semiconductores son materiales fabricados con impurezas para controlar la cantidad de electricidad que conducen. Esto es lo mismo que hacía los tubos de vacío o “bulbos”, controlando la cantidad de electricidad que conducían, pero con el inconveniente de que tenían que alcanzar cierta temperatura y para esto consumían grandes cantidades de energía. Los transistores por su cuenta actúan sin necesidad de calentarse y son más pequeños que los bulbos.
Los transistores cumplen con funciones muy similares a los bulbos, controlando (aumentan o reducen) la cantidad de electricidad que conducen, pero sin consumir tanta energía y ocupando muy poco espacio. Por eso es que a partir de la aparición de los transistores, en las décadas de los cincuenta y sesenta la miniaturización en la electrónica se inició. Y de ahí aparecieron los circuitos integrados que han logrado que usted y yo aprovechemos las maravillas tecnológicas en miniatura que poseemos en hogares y oficinas.
Los transistores cumplen con funciones muy similares a los bulbos, controlando (aumentan o reducen) la cantidad de electricidad que conducen, pero sin consumir tanta energía y ocupando muy poco espacio. Por eso es que a partir de la aparición de los transistores, en las décadas de los cincuenta y sesenta la miniaturización en la electrónica se inició. Y de ahí aparecieron los circuitos integrados que han logrado que usted y yo aprovechemos las maravillas tecnológicas en miniatura que poseemos en hogares y oficinas.
Ahora pienso en lo que sucede hacia adentro de las organizaciones modernas, en donde cada vez más las personas trabajan conectadas a otras a través de líneas telefónicas, redes de cómputo y aparatos móviles. Imaginen que todos estas personas son como cables que transmitan información, que es la energía vital que requiere una organización para seguir en funcionamiento.
Visualicen a una empresa de 300 empleados, con oficinas en 5 diferentes locaciones, con 7 diferentes niveles organizaciones (desde el Director General hasta el personal del último nivel), en donde todos saben más o menos que es lo que tienen que hacer para cumplir con su trabajo. ¿Se sorprenderían si les digo que esta organización tiene problemas para compartir la información entre ellos? ¿Les resultaría extraño saber que algunas de las gerencias no se llevan del todo bien, y hasta parece que se bloquean? ¿Les parecería absurdo que cuando el Director General emite una instrucción, a veces el comunicado no llega de forma eficiente a los empleados?
A ninguno de nosotros nos resulta extraordinario enterarnos que en una organización como la que describimos antes, las relaciones resulten conflictivas, que la comunicación está empantanada entre muchos de los directivos, el ánimo de los empleados es bajo, y en algunas áreas impera la “grilla”. Todo esto sucede a pesar de que el Director, sus hombres de confianza, y la mayoría de los empleados son “gente buena”. Entonces, ¿qué es lo que sucede en esa organización?
Lo que sucede es que en esta y muchas otras empresas es que todavía algunos de los puestos claves están ocupados por personal que opera como los “bulbos” o tubos de vacío, requieren demasiado tiempo y energía para hacer que las cosas sucedan. Son personas que controlan información y manipulan a todo el que se deja a su alrededor para no perder su posición privilegiada. Estas personas controlan la energía vital de la organización, la información, de acuerdo a sus propios intereses.
Imagine que usted sustituyera, en el caso de que así se pudiera, una serie de bulbos en lugar de un transistor en su computadora de escritorio. Primero, la cantidad de energía que consumiría se elevaría considerablemente, en segundo lugar el espacio que ocuparía sería mucho mayor, y finalmente el tiempo de respuesta del equipo se alentaría demasiado. El resultado final sería un caos completo.
Imagine que usted sustituyera, en el caso de que así se pudiera, una serie de bulbos en lugar de un transistor en su computadora de escritorio. Primero, la cantidad de energía que consumiría se elevaría considerablemente, en segundo lugar el espacio que ocuparía sería mucho mayor, y finalmente el tiempo de respuesta del equipo se alentaría demasiado. El resultado final sería un caos completo.
Bueno, pues esto mismo es lo que sucede con algunas personas adentro de las organizaciones, funcionan como bulbos, cuando los tiempos actuales demandan que las empresas estén construidas de transistores (más rápidos, más económicos y consumen menos energía). Si algunos de los departamentos de su empresa presenten fallas crónicas, considere la posibilidad de cambiar sus bulbos por transistores.
“Si la empresa supiera lo que sabe, triplicaríamos nuestra rentabilidad.”
“Si la empresa supiera lo que sabe, triplicaríamos nuestra rentabilidad.”
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