La tarde del 30 de septiembre de 1859, un abogado cincuentón dirigía a la sociedad agrícola del estado de Wisconsin, en Milwaukee, un discurso en el que decía: "Se cuenta que un rey de oriente encargó a sus sabios que le enseñaran una frase que siempre fuera verdadera, que pudiera utilizarse en toda ocasión, y además que siempre fuera vigente".
Los sabios se tomaron su tiempo y le presentaron la oración que cumplía todos estos requisitos, la frase era "Y esto también va a perecer". El abogado que pronunció estas palabras fue nada menos que Abraham Lincoln.
Porque, como la vida nos enseña diariamente, el cambio es como el paso del tiempo: inevitable (y necesario), no se puede detener su paso arrollador. Ya sea a través de una gráfica de ciclo de vida de los productos o mirando el espejo para observar las marcas en nuestros rostros, el proceso de cambio siempre está ahí, frente a nosotros, adentro de nosotros y de los otros.
Los procesos de cambio están en todo y en todos.Algunos de nosotros sufrimos los cambios, otros lo padecen, hay quienes se resisten, unos pocos los disfrutan, habrá quienes ni se den cuenta de ellos, unos cuantos llevan un registro muy claro y preciso de los cambios. En fin, cada quien experimenta de forma diferente los procesos de cambio, porque cada uno de nosotros los vive a su manera.
Ultimadamente, la forma de enfrentar los cambios determina nuestra actitud frente a la vida.
Un libro para entendernos Pero también existen algunos principios (también le llamamos reglas) que por su claridad, efectividad y sencillez prevalecen, permanecen como herramientas del pensamiento que pueden utilizarse en casi todas las ocasiones y además no se hacen obsoletas. Estas reglas estás llenas de sentido común, son experiencia destilada, pura sabiduría. A veces nos las encontramos en forma de consejos, la mayoría de las veces las aprendemos de nuestros errores y las menos de las ocasiones vienen en escritas en un libro.
Hace unos días empecé a leer un interesante libro titulado "50 reglas para entender el lado humano de la gente", la edición está muy bien cuidada, su formato y encuadernación lo hacen un texto atractivo para un lector que desee abordar de manera casual, pero ordenada, el tema del comportamiento humano. Las reglas que el autor menciona son principios valiosos para entender al ser humano que sobrevive en la jungla de las organizaciones modernas (como usted y yo).
La estructura del libro "50 reglas para entender el lado humano" es muy clara y efectiva, en poco más de 200 páginas se explora una amplia variedad de temas narrados de manera coloquial y sin más pretensiones que transmitir de forma eficiente las experiencias que ha acumulado el autor, y como él explica, "y que le han funcionado". Démosle un vistazo a algunos títulos de sus reglas y sus ideas.
- La gente sí siente.
"Ponle la misma presión a dos personas del mismo sexo, de la misma edad, e inclusive de la misma familia, de la misma empresa y su reacción no será la misma... es infantil esperar que todos reaccionemos igual".
- Lo justo lo define quien lo recibe.
"No quien lo da... lo que la gente percibe es muy diferente a la realidad (y al final eso es lo que importa)".
- La gente se arriesgará sólo por quien confía.
"Confianza y riesgo son las dos caras de una misma moneda... en la práctica los humanos nos arriesgamos a decir, o hacer algo, sólo si le tenemos confianza con la que interactuamos".
- Es distinto estar en desacuerdo que atacar.
"He sido testigo de muchos problemas de relaciones interpersonales con consecuencias graves porque las personas no comprenden el hecho de que los ataques son a las personas, los desacuerdos son con las ideas".
- La gente apoya lo que ayudó a crear.
"El jefe cree tener una visión compartida por todos, pues él la creo y él es el jefe, y en las empresas los jefes serán los que deben decir cómo se hacen las cosas... falso esperar que así funcionen las cosas.
- Cambiar algo requiere de una buena idea y unos cuantos amigos.
"No basta sólo la buena idea... es necesario además una red de influencia sobre la cual ejerzas algún tipo de poder".
Creo en el mensaje de Lincoln, decimosexto Presidente de Estados Unidos: "lo único permanente es el cambio", pero también creo que hay reglas y principios que con tiempo se consolidan. Algunas de estas reglas se encuentran en los buenos libros, se los recomiendo.
"Aquellos principios trascendentales pueden y deben ser flexibles"
Abraham Lincoln
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