A quienes actuamos en el terreno de la capacitación ejecutiva, la discusión de la nueva pedagogía nos tiene muy ocupados, inquietos por momentos aunque fascinados la mayor parte del tiempo.
Comprendemos la complejidad de la tarea que enfrentamos, aún sin conocer a ciencia cierta cómo se resuelve esta encrucijada ni cuál es el modelo que complementa o sustituye al actual.
La tarea del capacitador ejecutivo es habilitar o guiar la adecuada actuación directiva. El docente es un habilitador para la acción.
Su tarea consiste en transmitir, conectar y enlazar, en forma continua, elementos del pasado y del entorno circundante con aspecto especialmente útiles para un futuro desconocido aunque imaginado y proyectado.
Esta tarea, tan peculiar y compleja, adquiere la forma de un gran desafío en el nuevo orden mundial de interconectividad y convergencia digital.
En efecto, el flujo permanente de información al que son expuestos los alumnos plantea la necesidad de revisar la tarea del docente, consista ésta en extraer lo latente o en acompañar al receptor en su tránsito hacia un mundo en proceso de transformación.
En este punto, propongo revisar brevemente el concepto 2.0, pues una apropiada comprensión de su alcance puede resultar útil para pensar en el nuevo desafío docente.
El concepto 2.0 fue instituido originalmente por O'Reilly y Battelle, en el año 2004, en una conferencia en que hicieron referencia a la web 2.0.
En aquel momento, la web ya era una arquitectura de intercambio extendida a niveles planetarios (840 millones de personas). Los autores señalaban el tránsito desde un modelo informativo y unidireccional (web personales, sistemas taxonómicos de clasificación) hacia uno participativo y bidireccional (blogs, sistema de etiquetados de clasificación).
El mejor ejemplo era el tránsito desde el modelo de la Enciclopedia Británica online hacia Wikipedia. Y, en aquellos tiempos, nacían Facebook y Flick, dos de los principales protagonistas del mundo de las redes sociales y aplicativos 2.0.
Posteriormente, en un artículo publicado en 2006 en la MIT Sloan Management Review, el profesor Mc Afee extendía el concepto al universo de las organizaciones y presentaba a la empresa 2.0. Según Mc Afee, la organización 2.0 era aquella que implementaba plataformas tecnológicas de participación para hacer visibles las prácticas y resultados de sus trabajadores del conocimiento.
Ese mismo año, Don Tapscott publicaba el libro Wikinomics, profundizando en lo que denominó como "nuevo arte y ciencia de la colaboración", con cuatro pilares: la apertura, la interacción entre pares, el acto de compartir, y la actuación global como ámbito de gestión. En esta obra, se presenta por primera vez un ambiente de trabajo 2.0.
Es en este contexto que se plantea la discusión de un capacitador 2.0, un modelo superador del formato actual y en mejores condiciones para dar respuesta a los desafíos presentes y futuros.
Probablemente, aún no estemos en condiciones de brindar una descripción exhaustiva de "cómo debería ser un capacitador 2.0". Y, tal vez, ni siquiera deba ser ése el tema en discusión.
Tanto O’Reilly como Mc Afee y Tapscott, en sus reflexiones sobre el fenómeno 2.0, no ofrecieron clasificaciones taxonómicas sino que se limitaron a plantear un nuevo debate.
Sus ideas desafiaron creencias de profundo arraigo e invitaron a una nueva, abierta, honesta y sin prejuicios. Siguiendo esa línea, sólo propongo que repensemos la tarea del capacitador no tanto desde el qué y a quiénes, sino principalmente desde el cómo, el dónde y el cuándo.
El educador, en todos sus niveles, seguirá siempre abocado a la misma misión y a los mismos públicos. Pero sus prácticas, técnicas, recursos y lugares de actuación deberán adaptarse a un mundo más interconectado y mejor informado.
Sus impactos y la relevancia de su actuación dependerán, en buena medida, de la manera en que estas prácticas sean adaptadas.
De esta manera, el desafío de repensar el nuevo perfil del capacitador dentro de la nueva pedagogía, se agrega al debate educativo en todos sus niveles, desde la formación en la primaria hasta los posgrados de las escuelas de negocios.
Capacitadores 2.0, ¡bienvenidos!
Comprendemos la complejidad de la tarea que enfrentamos, aún sin conocer a ciencia cierta cómo se resuelve esta encrucijada ni cuál es el modelo que complementa o sustituye al actual.
La tarea del capacitador ejecutivo es habilitar o guiar la adecuada actuación directiva. El docente es un habilitador para la acción.
Su tarea consiste en transmitir, conectar y enlazar, en forma continua, elementos del pasado y del entorno circundante con aspecto especialmente útiles para un futuro desconocido aunque imaginado y proyectado.
Esta tarea, tan peculiar y compleja, adquiere la forma de un gran desafío en el nuevo orden mundial de interconectividad y convergencia digital.
En efecto, el flujo permanente de información al que son expuestos los alumnos plantea la necesidad de revisar la tarea del docente, consista ésta en extraer lo latente o en acompañar al receptor en su tránsito hacia un mundo en proceso de transformación.
En este punto, propongo revisar brevemente el concepto 2.0, pues una apropiada comprensión de su alcance puede resultar útil para pensar en el nuevo desafío docente.
El concepto 2.0 fue instituido originalmente por O'Reilly y Battelle, en el año 2004, en una conferencia en que hicieron referencia a la web 2.0.
En aquel momento, la web ya era una arquitectura de intercambio extendida a niveles planetarios (840 millones de personas). Los autores señalaban el tránsito desde un modelo informativo y unidireccional (web personales, sistemas taxonómicos de clasificación) hacia uno participativo y bidireccional (blogs, sistema de etiquetados de clasificación).
El mejor ejemplo era el tránsito desde el modelo de la Enciclopedia Británica online hacia Wikipedia. Y, en aquellos tiempos, nacían Facebook y Flick, dos de los principales protagonistas del mundo de las redes sociales y aplicativos 2.0.
Posteriormente, en un artículo publicado en 2006 en la MIT Sloan Management Review, el profesor Mc Afee extendía el concepto al universo de las organizaciones y presentaba a la empresa 2.0. Según Mc Afee, la organización 2.0 era aquella que implementaba plataformas tecnológicas de participación para hacer visibles las prácticas y resultados de sus trabajadores del conocimiento.
Ese mismo año, Don Tapscott publicaba el libro Wikinomics, profundizando en lo que denominó como "nuevo arte y ciencia de la colaboración", con cuatro pilares: la apertura, la interacción entre pares, el acto de compartir, y la actuación global como ámbito de gestión. En esta obra, se presenta por primera vez un ambiente de trabajo 2.0.
Es en este contexto que se plantea la discusión de un capacitador 2.0, un modelo superador del formato actual y en mejores condiciones para dar respuesta a los desafíos presentes y futuros.
Probablemente, aún no estemos en condiciones de brindar una descripción exhaustiva de "cómo debería ser un capacitador 2.0". Y, tal vez, ni siquiera deba ser ése el tema en discusión.
Tanto O’Reilly como Mc Afee y Tapscott, en sus reflexiones sobre el fenómeno 2.0, no ofrecieron clasificaciones taxonómicas sino que se limitaron a plantear un nuevo debate.
Sus ideas desafiaron creencias de profundo arraigo e invitaron a una nueva, abierta, honesta y sin prejuicios. Siguiendo esa línea, sólo propongo que repensemos la tarea del capacitador no tanto desde el qué y a quiénes, sino principalmente desde el cómo, el dónde y el cuándo.
El educador, en todos sus niveles, seguirá siempre abocado a la misma misión y a los mismos públicos. Pero sus prácticas, técnicas, recursos y lugares de actuación deberán adaptarse a un mundo más interconectado y mejor informado.
Sus impactos y la relevancia de su actuación dependerán, en buena medida, de la manera en que estas prácticas sean adaptadas.
De esta manera, el desafío de repensar el nuevo perfil del capacitador dentro de la nueva pedagogía, se agrega al debate educativo en todos sus niveles, desde la formación en la primaria hasta los posgrados de las escuelas de negocios.
Capacitadores 2.0, ¡bienvenidos!
“No es lo que eres lo que te limita, sino lo que crees que eres.”
Seneca
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