martes, 23 de diciembre de 2008

LAS APARIENCIAS


Sin importar el tipo y el tamaño de la compañía, todas se enfrentan a situaciones parecidas: problemas operativos, retraso en la cobranza, inventarios excesivos en algunas líneas, etcétera. Pero de todas las situaciones que padecen las rganizaciones, la que es más común es la dificultad para dirigir de forma apropiada al recurso humano, porque las personas somos impredecibles, hasta cierto punto.
Hace unos meses tuve la oportunidad de platicar con un joven que trabaja para una empresa comercializadora y me explicaba que en su compañía manejan el siguiente principio de recursos humanos: "A los procesos se les administran, a las personas se les dirige, y no al revés". Desde entonces esta frase se ha quedado dando vueltas en mi cabeza y hace que me revolotee otra pregunta: ¿y cómo se dirige a las personas?
Dirigir, liderar, conducir, manejar, son verbos muy ambiciosos al momento de aplicarlos al recurso humano.
En nuestra sociedad el factor clave para "motivar" a las personas sigue siendo el manejo del poder, sea derivado de una autoridad formal o informal. En la mayoría de las empresas la jerarquía organizacional (el temor al despedido, perder la posibilidad de un ascenso, etcétera) es la variable más importante para que las personas hagan lo que dicen sus superiores.Esta situación es parecida a la que se vive en la mayoría de las aulas, desde la educación básica hasta la universidad; los alumnos hacen la tarea porque se las van a evaluar y estudian porque les aplica un examen. Insisto no en todos los casos, pero en la mayoría los individuos actúan más por el temor al castigo que por una motivación interna de cumplir con una responsabilidad o un compromiso.
Este fenómeno se aprecia cada vez que se cruza la frontera ente México y Estados Unidos, los mexicanos nos comportamos de manera diferente en un entorno en donde sabemos que las consecuencias por no cumplir la ley pueden ser más graves. En un contexto en donde no existen premios ni castigos, el cumplimiento de los estándares se relaja. Esto no es sólo exclusivo de los mexicanos, ocurre en todo el mundo, porque es parte de la naturaleza humana.
Cuando uno quiere aprender sobre la naturaleza humana afortunadamente existen diversos caminos, se puede recurrir a las teorías que aporta la psicología, disciplina que se especializa en la conducta humana, o se puede consultar a quienes tienen experiencia por su intenso contacto con las personas, como los profesores, sacerdotes o los mismos psicólogos. Otra forma de aprender sobre este tema es la literatura, la historia y las artes dramáticas (teatro y cine), ahí encontramos representaciones más o menos claras de los comportamientos más comunes de la humanidad.Hace tiempo me encontré un libro en inglés titulado "Cómo leer a las personas como si fueran libros", de Murray Oxman. El autor expresa que el no se considera un experto sino un apasionado y dedicado observador de la naturaleza humana y concluye en la última página de su texto: "Por favor no acepte ni rechace ninguna de las ideas que he escrito, simplemente verifique por su cuenta si se aplican o no mis principios".Continuando con esta advertencia, le sugiero a usted que haga lo mismo con los conceptos que a continuación voy a reseñar, la intención no es otra que tratar establecer algunos patrones comunes de comportamiento que nos unen a todos los seres humanos, con el riesgo de generalizar, porque, como dice el dicho mexicano, "aunque estamos fabricados del mismo barro no es lo mismo bacín que jarro".
1. El apoyo siempre es condicionado Nadie da nada por nada, especialmente cuando se trata de apoyo. Cuando una persona compromete su capacidad para influenciar en los demás a favor de alguien más es obvio que espera obtener de beneficio a cambio, sea de forma directa o indirecta. De manera que si usted desea obtener el apoyo de los demás, pregúntese qué obtendrán ellos a cambio, si aún no lo sabe, tenga cuidado.
2. El temor a ser cuestionado Una persona honesta, es decir, transparente en sus intenciones, es decir, que no teme expresar qué obtiene a cambio de sus acciones, no se molesta cuando sus intenciones son cuestionadas. Cuando alguien se molesta porque le preguntan cuáles son sus "verdaderas intenciones" es por que teme ser descubierto.
3. El halago es una droga Es muy fácil identificar un halago, especialmente cuando se los dirigen a otra persona.
Cuando nosotros los recibimos algo mágico sucede en nuestro interior, adquirimos confianza y seguridad en nosotros mismos y nuestra autoestima se eleva unos cuantos centímetros arriba que los demás. Cuidado, esta sensación placentera puede convertirse en una relación de dependencia. Es lo mismo que le sucede a los compradores compulsivos, alivian su ansiedad comprando, otros lo hacen recibiendo halagos y reconocimientos externos; al final dependen más del estímulo exterior que de su propia apreciación.
No estoy seguro si las personas pueden leerse de la misma manera que hacemos con los libros, aunque al igual que las cebollas, las personas estamos recubiertas de hojas que protegen nuestro interior, para que no quede expuesto. Y, como saben, pelar una cebolla también requiere paciencia y delicadeza, cortarla de tajo no es del todo placentero.
"La gente sabe de ti sólo lo que tu les dices".
De la película "Atrápame si puedes".

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