Cuando se trata de procesos de negocio críticos –y de millones de pesos o de dólares de por medio–, una buena planeación su mejor aliado.
Cuando Starbucks arrancó operaciones en 1971, Bowker, Baldwin y Siegel –sus fundadores– tenían un objetivo claro: ser los proveedores del café más fino del mundo. Hoy tienen más de 8,000 tiendas en 34 países y cada semana atiende a más de 30 millones de personas y, en promedio, abren cuatro tiendas al día para que la gente pueda disfrutar de un buen café.
Para crecer de manera rentable en una industria global, dinámica y en consolidación, Cemex dirige sus esfuerzos a optimizar sus procesos y adquirir nuevas empresas para llevar sus sacos de cemento a todos los rincones del mundo. De ocupar el lugar 19 en el ranking mundial a mediados de los 80, hoy es una de las tres cementeras más importantes del mundo, sólo detrás de la francesa Lafarge y la suiza Holcim.
¿Qué tienen en común estas dos empresas? Que han basado su crecimiento global y su éxito en buenos procesos de planeación estratégica. Las empresas pueden cosechar grandes recompensas si tienen un mapa que las guíe en su viaje: La Planeación Estratégica.
Un estudio realizado por everis entre compañías líderes de diversos sectores en el mundo fueron identificados ocho factores críticos para llevar a cabo una planeación estratégica exitosa (los cinco primeros tienen que ver con la definición del plan y el resto con la ejecución):
1. Reconocer que la planeación estratégica es uno de los procesos más valiosos de la empresa. “Es parte integral de la alta dirección, y ésta debe involucrarse en el proceso, desde la aprobación del plan hasta el seguimiento”.
2. Adoptar y estandarizar el proceso: establecer objetivos claros, alcance, actividades y tiempos. “El plan estratégico debe ser algo continuo y las empresas deben ser capaces de replantearlo con rapidez, aproximadamente en un mes, cuando el entorno cambia. Esa flexibilidad les aporta valor, porque les permite ver diferentes alternativas del futuro y elegir sobre cuál actuar. La estandarización les da esa capacidad de reacción.”
3 . Distribuir responsabilidades. Una misma persona puede definir y ejecutar el plan, mientras que quien lo aprueba y le da seguimiento debe ser otra. Esta separación de responsabilidades establece planes ambiciosos y factibles: si alguien planea y aprueba su propio plan, puede imponerse metas sencillas, poco retadoras y largos periodos de tiempo para cumplirlas.
4. Conformar el equipo de planeación estratégica. En los organigramas de las empresas exitosas siempre existe una dirección de Planeación Estratégica que reporta directamente al director general o presidente.
Estas áreas tienen tal jerarquía y poder de convocatoria, que el resto de la organización colabora con ellos para alcanzar los objetivos.
Según el estudio el 40% de las empresas que participaron en dicha investigación robustecen el perfil del equipo mediante planes de carrera que incluyen rotaciones en todas las áreas de negocio, y la tasa de retención de ese talento es 10% más alta que las empresas promedio.
5. Discutir estratégicamente, pero con discusiones de calidad. No sólo hay que recopilar información, sino analizarla y deliberar sobre ella. Las mejores empresas dedican el 88% de su esfuerzo de planeación en entender los aspectos críticos del negocio y debatir sobre las alternativas estratégicas.
6. Comunicar la estrategia tanto interna como externamente. Poco más del 72% de las empresas que participaron en el estudio tienen prácticas de comunicación institucionalizadas (comunicados de prensa, reuniones con inversionistas y entidades regulatorias, distribución de material impreso).
7. Establecer compromisos y responsables. Los esquemas individuales de rendición de cuentas, con premios y castigos, son útiles porque motivan a la gente a alcanzar sus resultados.
8. Dar seguimiento: monitorear los avances a través de foros institucionales de seguimiento “que deben realizarse de manera periódica, por ejemplo, cada trimestre”. Las mejores empresas invierten en herramientas tecnológicas, como Business Intelligence y Balanced Scorecard, que les permiten estandarizar las fuentes de información y agilizar sus procesos de seguimiento. La alta dirección es la principal responsable de este seguimiento.
Usted elige: planear adecuadamente y elegir en qué posición quiere que su empresa esté en algunos años, cumpliendo todos los objetivos para alcanzar ese sueño, o navegar como barco a la deriva, viendo cómo lo aventajan sus competidores.
“No hay viento favorable para el que no sabe adonde se dirige”
Seneca
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