jueves, 3 de febrero de 2011

LAS PEQUEÑAS GRANDES COSAS




Ahora que solo han transcurrido 35 dias de este año tenemos 11 meses por delante que para algunos puede ser una angustia, para otros un período de transición y para el resto un ejercicio excelente. Tres perspectivas distintas que definen otras tantas maneras de plantarle cara a esta época de incertidumbre desde el punto de vista empresarial.


Buscando alguna solución práctica que invite al optimismo y para que el tercer grupo de los descritos tenga más adeptos, hemos encontrado al gurú de los negocios Tom Peters, quien nos da algunas claves prácticas para que no cunda el desánimo en su último libro “Las pequeñas grandes cosas”.


En él lanza algunas reflexiones muy útiles para que la innovación sea la alternativa que nos permita pasar por alto la crisis, contestando a preguntas como ésta: ¿Cómo podemos hacer lo que nunca se ha hecho antes? O dicho de otra manera, ¿qué proyecto podemos sacar adelante que mejore la experiencia del cliente de forma “drásticamente diferente” a la de nuestro competidor, que además haga que captemos nuevos clientes y nos ayude a aumentar la facturación?


Globalización y Excelencia

Bueno, no parece algo sencillo de contestar a primera vista, pero Peter sofrece algunas ideas preliminares:
  • Aunque todo el mundo hable de la globalización como la gran excusa que explica por qué van mal las cosas, la verdad es que influye muy poco en nuestras vidas porque nuestras empresas venden una parte casi testimonial de sus productos y servicios más allá de las fronteras nacionales
  • La excelencia no es exclusiva de las grandes corporaciones sino que está en la farmacia del barrio en la que depositamos nuestra confianza, en el comerciante donde hemos comprado siempre porque nos vende productos de calidad y en el empleado de la gasolinera cuya amabilidad supera el trabajo que desempeña
  • Quienes de verdad mueven el dinero son las mujeres por aquello de que son las que manejan la economía familiar, donde los presupuestos se disparan, sin perder de vista a las generaciones de más de 50 años de edad, cuya posición ya desahogada les permite tener más lujos. Unas y otros reúnen casi todo el dinero disponible para gastar, de modo que no hay que perder mucho tiempo en atender especialmente a los supuestos creadores de modas (jóvenes) porque no tienen un duro
  • Definitivamente, la mayoría de nuestros trabajos no están amenazados por China, India o cualquiera de los países emergentes
Esta radiografía hecha desde el punto de vista norteamericano tampoco dista mucho de nuestra realidad, aunque cada entorno económico tenga sus matices particulares.

Recetas para Innovar

Pero volvamos al concepto del principio, cómo innovar para que nuestra industria destaque sobre la competencia, cómo dar con la gran idea. Para ello lo primero es tener predisposición, actitud para encontrarla, dar vueltas y vueltas y más vueltas, equivocarse y volver a empezar hasta dar con ella, o al menos conseguir una aproximación a lo que puede ser la gran idea.


Hay que pensar diferente captando ideas de todos los lados. Supongamos que su empresa fabrica componentes de alto contenido tecnológico y que está harto de leer documentación que siempre habla de lo mismo, de lo suyo. ¿Por qué no entablar una conversación con el encargado del supermercado que tenga más a mano para que le cuente cómo consigue mantener la tienda en orden? ¿O con el entrenador de baloncesto del colegio de su barrio sobre cuál es su método para inculcar a los jugadores esa motivación que tienen todos los equipos deportivos? Mejor aún, que esa conversación privada se convierta en una pequeña conferencia que escuchen sus empleados.


Los grandes descubrimientos surgen de los pequeños detalles. Lo básico es mejor que lo brillante, por lo que no se consiguen grandes gestas si no se ponen los pies en el suelo. Desde la humildad es más fácil acometer proyectos originales.

Conclusiones

Innovar, ese verbo mágico que muchos emplean pero que casi nadie sabe conjugar en valor, significa pensar, probar, arriesgarse, emprender, equivocarse y volver a empezar. Algo que puede ser agotador, pero que hay que convertirlo en estimulante. La solución está en manos de cada uno, pero por voluntad que no quede.




"Un niño siempre puede enseñar tres cosas a un adulto: a alegrarse sin tener un motivo, a estar siempre ocupado con algo y saber exigir con todas sus fuerzas aquello que desea."


Paulo Coelho

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