De acuerdo a Paul Saffo, director del Instituto para el Futuro en Menlo Park, California, el tiempo requerido para introducir nuevas ideas en una cultura es de aproximadamente 30 años. La computadora personal apenas está por cumplirlos. Y el mismo Saffo añade, "pero nuestras cortas memorias humanas confunden la sorpresa con la velocidad".
Por esta razón el entusiasmo (y la confusión) que vivimos frente a los cambios tecnológicos nos dan la impresión de que también avanzamos muy rápido en otras áreas. Recordemos que el avance tecnológico nunca se realiza al mismo ritmo que el social.
Reflexionemos por unos instantes: ¿Qué tanto ha avanzado la tecnología? Tan sólo veamos algunos ejemplos en la industria de la computación: Hace 25 años un megabyte de memoria costaba miles de dólares, hoy con unos cuantos dólares se pueda compra 1MB de memoria para el disco duro y mas aun todavía ya que en estos momentos hablamos de PETABYTES (Un petabyte es una unidad de medida de memoria (2 elevado a 50) que es igual a 1.024 Terabytes (en realidad 1.125.899.906.842.624 bytes). Se utiliza sobre todo en soluciones distribuidas de almacenaje y dentro de soluciones de empresa importantes.)
Los microprocesadores que existen ahora son miles de veces más veloces que los que existían hace 50 años. Y dentro de dos décadas, en el año 2029, la capacidad de procesamiento de datos de una computadora portátil del futuro podrá igualar a la suma de todas las computadoras que actualmente se encuentran instaladas en el Silicon Valley. Bueno, seguramente estos datos ya le asombran ni a usted, ni a nadie, porque los cambios de la tecnología ya son un tema cotidiano. Pero, ¿y los cambios sociales?
Los cambios que también deberían asombrarnos es la forma dramática en que se ha transformado la esencia de las actividades laborales: Hoy en día es casi imposible pensar en un empleado de oficina que no sepa utilizar una computadora, es difícil imaginar una actividad económica que pueda desarrollarse sin algún tipo de intercambio de información electrónica.
Cuando antes, con saber tomar decisiones básicas, saber conducir un vehículo y utilizar la herramienta básica de trabajo (una calculadora o máquina de escribir) era suficiente para realizar labores de oficina.
En la actualidad, para desenvolverse de forma apropiada en una actividad laboral es imprescindible saber representar el sentido común, el conocimiento y las decisiones en el formato de un documento: Una hoja de Excel, una presentación de Power Point, o una propuesta en procesador de palabras.
Quien no sepa comunicarse (representar sus mensajes) mediante una computadora, a través de los diversos programas y aplicaciones disponibles, se convertirá en una persona poco atractiva para el mercado laboral.
Dentro de algunas décadas, como dijo un escritor: "Lo único que la historia recordará del desarrollo de las tecnologías de información será la forma en que cambió la representación del conocimiento".
Así ha sucedido en el pasado, como sucedió hace siglos, cuando se realizó la transición de la forma de escritura de la poesía a la prosa, que facilitaría que textos como el Torá y la Biblia se divulgarán masivamente. Si la humanidad hubiera seguido escribiendo en forma de poesía, difícilmente los contenidos de los libros religiosos se hubieran difundido con la misma facilidad, y la misma divulgación de las religiones hubiera sido más lenta.
La otra gran transición fue cuando Aldus Manutius, un editor veneciano, implementó la producción de libros "portátiles" -un tamaño similar a los textos que ahora conocemos- y no los pesados volúmenes que antes se usaban.
Es probable que la próxima transición de la humanidad será gracias a internet, cuando los científicos descifren el secreto del genoma humano. Entonces, un día la humanidad recordará las enfermedades que fueron posible erradicarse, pero difícilmente recordarán el papel que jugaron las computadoras conectadas en red (a nivel mundial) en la solución de las enfermedades que en el siglo XXI son incurables.
Nos encontramos en un mundo sofisticado en cuanto a la apreciación de la tecnología. Perdemos de vista que la mayor aportación de las tecnologías de la información es la forma en que han alterado la representación y la transmisión del conocimiento humano.
Como dice Paul S. Romer, profesor de Stanford, "los descubrimientos tecnológicos impulsan el crecimiento económico, en especial aquellas ideas que se pueden codificar en lenguaje de un programa informático".
Estamos metidos hasta el cuello en lo que algunos llaman la revolución de la información, donde no es suficiente saber, también es necesario saber administrar, solucionar, investigar y representar ideas a través de las tecnologías de información.
Porque los avances tecnológicos, pero en particular la comunicación mediante computadoras, están cambiando la forma en que nos comunicamos, pero sobre todo está cambiando la forma en que representamos nuestras ideas: Esta es la gran transición que estamos atravesando.
¿Estamos preparados para representar el conocimiento a través de las nuevas tecnologías de información?
Como un día el célebre Gurú de la tecnología, Nicolás Negroponte, expresó: "Una vez que la tecnología ha pasado como una aplanadora, si uno no forma parte de la aplanadora, necesariamente forma parte del camino por donde ella pasa".
“Estar preparado es ya media victoria”
Miguel de Cervantes
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