La curva se empinó por el efecto-moda, y cae en picada… hasta que alcance el punto de tino que el temita merece.
Algunos ya anuncian funerales del 2.0, como hicieron con los blogs, para solo cambiarle el nombre y poder servirlo en un envoltorio nuevo y lustroso que llaman “social media” o “social business”.
Mientras tanto, los que nos dedicamos a esto (y a otras cosas) hemos aprendido mucho. Nos hemos dado porrazos de todos los colores. La realidad es cruel e higiénica al mismo tiempo, y receta unas curas de humildad que ni te cuento.
Voy al grano. Hoy traigo 4 “mitos” de la consultoría 2.0 para discutir con vosotros. Son tópicos que me gustaría desmitificar en este post:
1. Lo 1.0/2.0 es un estado binario
2. El consultor 2.0 como implantador
3. El cambio 2.0 como una demanda explícita
4. No se gana dinero con los modelos 2.0
Allá voy con cada uno de ellos:
1. “Lo 1.0/2.0 es un estado binario”:
Menudo hábito el nuestro de ignorar las zonas grises. Entre el 1.0 y el 2.0 hay un itinerario gradual, un camino por recorrer. Es un continuo de degradación de colores, en el que cada paso debe interpretarse como un avance.
Ya lo he contado en este blog, pero permíteme repetirme: Si yo trabajo con una organizacion que está en un estadio 1.0 y le ayudo a que se mueva hasta (digamos) el 1.3, he conseguido imprimir una dinámica de cambio positiva, así que celebrémoslo porque hemos dado un empujón, quizás el único que era posible dadas sus circunstancias de ese momento.
Ahora bien, también pienso que la coherencia entre las acciones genera unas sinergias muy positivas y que son las responsables de disparar el círculo virtuoso que a cualquier organización le gustaría generar. Y si por el contrario, ignora abiertamente algunos principios como el de transparencia o de participación genuina, entonces la cosa no va a funcionar: “se rompe el encanto”, se siembra la duda… y así no carbura la transformación.
2. “El consultor 2.0 como implantador“:
Ya empieza a prosperar en el mundillo 2.0 la venta de implantaciones, ese negocio que heredamos de la Gestión de Calidad. Resulta que ahora el consultor-de-la-maletita llega a la empresa a “implantar” modelos 2.0. ¡¡Pues no, y mil veces no!!
Si hay un concepto que choca frontalmente con la filosofía 2.0 es el de imponer dinámicas desde afuera, sin complicidad natural.
Aviso para consultores/clientes: pretender hacerlo solo genera desgaste y frustración, y también es a menudo una tomadura de pelo.
El cambio se tiene que producir desde adentro, y si no hay una clara disposición de hacerlo, a otra cosa mariposa, no intentes navegar contra corriente. Una cosa es que lo expliques, pongas ejemplos, difundas las ventajas, pero la iniciativa tiene que venir de adentro, con una implicación clara y muchísimas ganas.
3. “El cambio 2.0 como una demanda explícita”:
Es que me río. Nadie te llama para que conviertas a su Organizacion en 2.0. Es un mito o una milonga para pedir subvenciones. Eso, desgraciadamente para mi gusto, no ocurre.
Todo empieza por pedir algo tan concreto como esto:
1) “Necesito mejorar mi marketing”
2) “Ayúdame a cambiar el clima laboral”
3) “Quiero potenciar la identidad digital de mi organizacion”
4) “Estamos pensando en mejorar la Gestión del Conocimiento”
5) “Oye, Pedro, hazme un plan de innovación para la gestión del cambio, que esta empresa va fatal”, o más sencillo todavía
6) “No estoy facturando lo que me merezco, algo no funciona, y necesito tu ayuda”.
Estos son los tipos de demandas explícitas que te hace el empresario. Otra cosa es que cuando empieces a estudiar el problema descubras, si es el caso, que la adopción de lógicas 2.0 de gestión puede ayudar a mejorar significativamente el problema por el que te han llamado, y de paso muchos otros en los que el empresario todavía ni había pensado.
Así que un buen consultor en este campo debería:
A) Ser honesto en la gestión de expectativas.
B) Reflexionar junto con el empresario en lugar de imponer sus recetas.
C) Convertir en demandas “percibidas” las necesidades “latentes” (por ejemplo, la de introducir dinámicas 2.0) que haya podido detectar en su diagnóstico.
4. “No se gana dinero con los modelos 2.0″:
El otro día en Twitter alguien preguntaba irónicamente: “¿quién del 2.0 gana dinero y quienes de los que ganan dinero están en el 2.0?”. El que deslizaba la duda obviamente insinuaba que nadie, pero el error está otra vez en lo de siempre: reducir todo a los productos digitales, en lugar de poner el foco en lo importante, que es la filosofía de gestión.
Por ejemplo, una organizacion que fabrica calzado, y que no aborda las redes sociales como un negocio explícito, pudiera mejorar su salud financiera (entre otros objetivos) adoptando prácticas más abiertas, transparentes y colaborativas, que son algunos de los atributos que promueve el Dospuntocerismo.
Lo que sí hay que advertir es que las lógicas 2.0 no son la pócima para buscar pelotazos, ni multiplicar ingresos a corto plazo, sino una oportunidad para generar fuentes genuinas sostenibles en el tiempo.
Lo 2.0 es más una cuestión de procesos, que de productos:
Mucha gente constriñe lo 2.0 a modelos de negocio basados en redes sociales o a vender herramientas y productos digitales basados en la Web Social; pero esa es solo la parte más visible, más glamurosa de la historia.
Esto me recuerda a Richard Jefferson, CEO de la biotecnológica CAMBIA, al que preguntaron una vez cómo se podía ganar dinero con el open-source, y él respondió: “No se hace dinero vendiéndolo, sino usándolo”.
¡¡Eso mismo digo yo!!: Debajo de la punta del iceberg, sumergida bajo las aguas, en el backoffice y en los procesos internos de gobernanza, está la verdadera contribución que los modelos 2.0 pueden hacer a la organizacion y también, su principal fuente de monetización.
“Solo se necesita una pequeña vela para iluminar una habitación obscura. Cada vez que elegimos marcar la diferencia en la vida de alguien, tenemos el poder de ser esa pequeña luz.”
Gandhi
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