Con frecuencia oímos y leemos en diferentes artículos y blogs que en épocas de incertidumbre una buena alternativa laboral es el emprendizaje. Parece como si en épocas de bonanza y mayor bienestar debiéramos estar paralizados, vivir con el “pájaro en mano” y olvidar “los cientos volando”, dejar los experimentos y guardar los excedentes de capital para cuando vengan mal dadas… Frases hechas todas pensadas para generar inmovilidad.
Adaptarse o desaparecer –como escribió Charles Darwin en 1859-, ésta es la idea que persigue y vive en un emprendedor, sea éste empresario, artista, trabaje en el departamento contable de una gran multinacional o sea un modesto profesor de una escuela de negocios…
Existen siete "parametros básicos" que caractriza al emprendedor o que comparten una serie de características: creencia firme en una idea, valoración positiva del éxito, modelo o proyecto en mente, argumentación valorada, defensa y creación del prototipo.
Estos siete motores encienden el fuego que habita dentro de un emprendedor:
1. Encuentra la diferencia, el camino diferente, su vaca púrpura, ésa que Seth Godin describió en su famoso libro. Nos descubre un punto de locura esencial, necesario para que le genere una dosis extra de valentía, de coraje para empezar el proyecto, de energía para transformar una idea en acción y mantenerla en el tiempo. No es la corriente del agua lo que le arrastra, sino que nada eligiendo el camino. Sabe que sólo los peces muertos son arrastrados por la corriente.
2. Es realista. Porque serlo no es otra cosa que vivir con “su realidad”, porque observa la realidad desde otro lado, de una forma desacostumbrada, y porque sabe diferenciar lo que es potencialmente realizable -aunque sea difícil- de lo que es alucinantemente irrealizable.
3. No confunde capacidad creativa con genialidad. No será un genio, pero puede con esfuerzo mantenido, disciplina y voluntad sacar adelante su proyecto. Esta capacidad creativa le permite no confundir lo imposible con lo difícil. Cuando es imposible buscará nuevos caminos posibles; cuando es difícil no cederá en el empeño y buscará las energías que le lleven a su objetivo.
4. Es humilde. Sabe que en el camino hay que seguir aprendiendo, escuchando, evaluando, cambiando si es necesario, adaptándose. Huye del dogmatismo, del miedo tóxico y de la complacencia. Sabe que vive en la era de la colaboración, donde el verbo compartir es básico para subsistir. Está abierto a nuevas tecnologías y a nuevas maneras de hacer.
5. Tiene capacidad resiliente. Ha entendido el sufrimiento como algo con lo que le tocará convivir. No abandona en el presente, se enfrenta a las dificultades que le llegan sin apartar la mirada del futuro que espera. Sabe que la verdadera paradoja creativa pasa por convertir las adversidades en fuerzas, en motores de éxito.
6. Se nutre de múltiples culturas. Escucha empáticamente y explora sin cesar. El analogismo es algo que vive en su mente de forma imperceptible. Es curioso. Se enriquece con casi todo. Cambia su interior crítico por un desarrollo interno creativo.
7. Le apasiona lo que hace. Ha entendido su vocación desde el amor. Sabe que la ilusión se genera desde el entusiasmo y que le llevará a crear metas y conseguirlas.
Y por si todos estos motores fueran pocos: emprender es una forma fantástica de afilar continuamente el lápiz, de desarrollar un aprendizaje continuo. Razón suficiente para no perdérselo…
“No existe signo mas grande de locura que repetir lo mismo una y otra vez y esperando resultados distintos.”
Albert Einstein
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