Cuando las cosas se hacen complicadas, la mayoría de las veces terminan siendo difíciles. Y en este inicio de año vale la pena repasar lo que se ha hecho frente a lo planeado o presupuestado, lo que sigue por hacer y principalmente si se está logrando ser lo que se ha deseado y por lo que se trabaja.
En las organizaciones públicas, privadas, empresariales o educativas el alcanzar las metas planeadas es siempre lo que se desea. No conozco alguna que desee lo contrario. Pero ¿por qué algunas organizaciones sí alcanzan sus metas y otras no? Las razones son muchas, pero la principal es la capacidad de hacer sencilla la estrategia a ejecutar, es decir, tener una planeación simple y desplegar de forma efectiva las acciones a realizar.
Las empresas que están dentro del 15 por ciento de éxito del logro de su planeación tienen esta característica, sólo que para lograr lo anterior se requieren varios factores, algunos muy técnicos, pero lo voy a presentar de forma sencilla, para una mejor explicación.
La orientación de las acciones que se realizan todos los días dentro de una organización debe ser hacia el logro de un resultado, pero no sólo en conseguir un número específico, sino en aportar a la realización de lo que la empresa desea ser.
El primer paso es definir dentro de la organización qué es lo que se quiere SER, es decir, si se desea ser el líder, el mejor o un facilitador o promotor, por mencionar algunas, en algo específicamente. Por ejemplo, hace dos décadas CEMEX decidió enfocar su realización como organización en ser uno de los tres jugadores más importantes del mundo y ya lo es. Su mira próxima, y no muy lejana, es apostar a ser el líder a nivel mundial. CEMEX ya no piensa en ser el líder en México, porque ya lo es desde hace varias décadas.
Igual pasa con los pequeños negocios. Inician apostando a ser algo, pero cuando no se tiene una idea clara de lo que se desea ser las probabilidades de fracaso son por arriba del 87 por ciento. Pero, ¿todo queda con el querer ser? No. El siguiente paso es crucial y fundamental.
El segundo paso es HACER. ¿Hacer qué? Las acciones pertinentes para conseguir un determinado resultado, para lo cual se deben tener bien claros los siguientes criterios:
1) Cuáles son las acciones específicas que se van a realizar, cuándo, dónde y quién es el responsable del logro de las mismas. El diseño de estas acciones debe ser simple: acciones pequeñas que tengan alto impacto en la organización. Un buen ejemplo lo vi en una empresa de transporte, en donde su director general sólo les pedía realizar tres acciones trascendentes al mes. Sólo ¡tres! Si se realizan tres acciones efectivas por mes durante 12 meses, la cantidad total será de 36 acciones realizadas, por lo que el impacto de algunas de éstas será importante y trascendente en la organización. ¿Cuántas acciones de alto impacto se hicieron en tu empresa el año pasado?, ¿cuántas que hayan trascendido su resultado?
2) Una Excelente Ejecución. Algunos dirán que soy necio con este tema, pero es el secreto del éxito de una buena planeación estratégica. La responsabilidad de la ejecución es de quien tiene la responsabilidad del área, dirección o departamento y no sólo de quien la realiza. La buena ejecución se deriva de un seguimiento continuo a la planeación de acciones a realizar.
3) Buena calidad al realizar las cosas. Aquí es importante tener a la gente adecuada en el lugar adecuado. Si se pone a jugar a un futbolista de media calidad, sin muchas habilidades y poca técnica y media actitud, el resultado más probable en la cancha a la hora del juego es la mediocridad. La calidad de la gente dentro de un equipo SÍ hace la diferencia.
Cuando se reúnen los tres anteriores criterios, las probabilidades de éxito son por arriba del 80 por ciento. ¿Vale la pena intentar HACER lo correcto?
El tercer paso es cosechar los resultados: TENER. Cuando una organización tiene utilidades y éstas las vuelve a invertir en su crecimiento interno y externo es cuando inicia el proceso de mejorar el SER, lo que deriva en un resultado creciente y ascendente de la organización, así como de la gente que labora en ella.
Las empresas que hoy conocemos como líderes en nuestra Ciudad, país o a nivel mundial así funcionan. Algunas trabajan de forma más compleja por sus niveles de operación, pero siempre bajo la misma fórmula: primero SER, segundo HACER y tercero TENER.
Explicar las cosas de forma sencilla y simple no implica que las cosas sean fáciles.
El objetivo de este artículo es compartir una forma simple y sencilla de ser, hacer y tener, que aplica por igual para directores, gerentes, vendedores y demás empleados de una organización.
No se puede llegar a SER alguien sólo por TENER algo. Las acciones que se realizan HACEN lo que se desea lograr TENER y siempre deben estar fundamentadas en lo que la organización desea SER.
El mundo de los negocios y todo su entorno está cambiando y seguirá cambiando, es parte de un proceso evolutivo. Lo que no ha cambiado, y no cambiará, es la fórmula para el logro del SER.
Por último, y no menos importante, es que para la aplicación de la fórmula simple presentada, el orden de los factores sí altera el producto.
"Los resultados del ser siempre serán mayores a sólo hacer por tener"
“El talento es algo bastante corriente. No escasea la inteligencia, sino la constancia.”
Doris Lessing
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