lunes, 13 de octubre de 2008

CORO DE ADULACION


Conozca algunos de los conceptos de Marshall Goldsmith, especialista en capacitación para el liderazgo, sobre la adulación, una conducta de dudoso valor para la organización y sus clientes.

Comunica una visión clara, ayuda a la gente a desarrollar su máximo potencial, reconoce el valor de las opiniones diferentes y evita favoritismos. Sin duda, la evaluación del gerente en cuestión describe un deseable, y políticamente correcto, perfil de líder. Nótese que no incluye que trata de complacer a sus superiores, conducta de dudoso valor, aunque muy usual, de enorme utilidad, y a menudo recompensada por las empresas. Una dualidad que Marshall Goldsmith, especialista en capacitación para el liderazgo y autor del libro What Got You Here Won’t Get You There, eligió subrayar en un artículo reciente de Strategy + Business.

La gran mayoría de las empresas asegura que quiere gente dispuesta a desafiar al sistema, expresar sus opiniones y decir lo que realmente piensan -sostiene-, pero en muchas todavía se perciben sutiles señales que alientan a los aduladores, a los que saben callar las críticas.

En su trabajo de campo, Goldsmith suele usar una sencilla pero muy efectiva prueba para que los ejecutivos tomen conciencia de la razón por la cual el favoritismo sigue dominando el ámbito de trabajo. La pregunta de apertura es simple, y hace sonreír y reflexionar a los encuestados: ¿Cuántos de ustedes tienen un perro que aman?

Caídas las barreras, les pregunta: En casa, ¿quién recibe sus demostraciones de afecto más libres? Su mujer, los chicos o el perro?. Más del 80% de los ejecutivos aseguran que el destinatario de esa expresividad sin vergüenza es el perro. ¿Quieren más a su mascota que a su familia? No, por supuesto. El perro siempre está feliz de verme, se justifican, nunca retruca, el amor que me da es incondicional.

Favorecer a los que nos favorecen es natural -comenta Goldsmith-. Si los líderes no toman conciencia de ello, alentarán al adulador a seguir demostrándoles incondicional admiración e irracional aprobación de todo cuanto hagan. Excelente para la evaluación 360, pero pésimo para la compañía por partida doble: incentiva a los que se dedican a dejar al jefe contento y desalienta a quienes aspiran a algo más que halagar al que manda.

Si es de los que se preocupan por lo que piensan -o lo que cree que piensan- de usted sus subordinados directos, ponga en fila al coro de aduladores y pregúntese qué valor aporta cada uno de ellos a la empresa o a sus clientes. Con esa información podrá desatarse del palo mayor y liderar en serio.

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