lunes, 9 de agosto de 2010

RICO, MUY RICO


Cada día, cuando abres los ojos al despertar, eres varios millones de pesos o dólares o euros más rico. Está bien. Sin duda, te lo mereces. Has trabajado muy duro para conseguirlo. Has creado un modelo de empresa original, casi fascinante. Siendo muy consciente de tus debilidades, que ya es mérito, te has rodeado de los mejores profesionales. Además, has sido capaz de crear una cultura que consigue que tus profesionales sean mucho mejores que cuando los contrataste. Por todo ello, más esa dosis de suerte que tienen (y merecen) los grandes empresarios, eres una de las personas mas ricas de tu país, quizás del mundo.


Pero… (siempre hay un pero, ¿verdad?) mi admiración por ti no sobrepasa un centímetro el terreno profesional. Quienes te conocen bien podrían opinar, de hecho, que como empresario eres un diez pero como persona eres…menos que diez. Quizás ser un genio empresarial haya extraído de tu personalidad todos los valores y principios positivos. Puede que los residuos de tu actuación empresarial se hayan ido depositando en tu esfera personal. Y que, por todo ello, no seas capaz de ver que tienes una responsabilidad.


Mira a tu alrededor, sólo por un segundo. Mas allá de las paredes imaginarias de tu organizacion y tu patrimonio. Si fueras una gran persona, y no solo un excepcional empresario, verías que hay millones de personas que te necesitan: personas que pasan hambre, que sufren injusticias, que conviven con el dolor y la desgracia. Verías un planeta que esta en riesgo, atacado,.. Verías enfermedades que están por curar, tecnologías por desarrollar que podrían hacer que este mundo fuese mejor.
Puede ser que me contestaras, otra vez, diciendo que hay políticos, científicos que deberían hacerse cargo de ello. 


Que tu tienes bastante con gestionar tu empresa. Tendrías, sin duda, bastante razón. Pero olvidarías que tu fortuna no viene de la nada. Cada pero, dólar o euro, cada céntimo de ese dinero (que no podrías gastar ni en un millón de vidas) proviene de la misma sociedad que podría beneficiarse de tu generosidad. De tu humanidad.


También podrías decir que cumples tu parte de bien social creando puestos de trabajo, creando riqueza. Pero también olvidarías que creas exactamente el número de puestos de trabajo que necesitas para ganar cada vez más dinero (lo cual es legítimo, por supuesto). Y también que por cada puesto que has creado has destruido, al menos, otro en la competencia. Es el mercado y este tiene leyes que no vamos a discutir. Pero ahora no estamos hablando de dinero, sino de algo muy diferente.


Ha habido magníficos empresarios que se dieron cuenta de ello. Que no solo han ocupado un lugar de relevancia en la vida empresarial. Ahora también ocupan un puesto en la historia al hacer que la Humanidad se beneficie de su generosidad: Carnegie (que donó más del 75% de su fortuna fundando librerías públicas), Buffet, Soros y hasta el mismo Bill Gates. (Ya se que ninguno de ellos es perfecto, pero prefiero medir las obras presentes que las pasadas).


A ti me dirijo. No sé quién eres o como te llamas (por ahora). Eres un empresario o un profesional de éxito. Has demostrado ser muy capaz en un ámbito de tu vida. Sería maravilloso que utilizaras tus capacidades y tus recursos para que este mundo sea mejor. Todos te lo agradeceríamos. Tus clientes, también.


Si lees esto ya se que probablemente no harás nada por conseguir nuestra admiración. Pero quizá lo hagas por esos millones de personas a las que podrías ayudar. 


Quizá cuando te vayas lo harás con la doble satisfacción de ser un gran empresario y ser una gran persona.


Quizás, en ese momento, no se oirá decir de ti: Era Tan Rico Que Solo Tenía Dinero.




“Lo Que Ahora Se Considera Realizado, Antes Fue Producto De Una Ilusion.”


William Blake

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