“Acabo de perder el trabajo”. “Mi empresa está a punto de desaparecer y no tengo para pagar las nóminas de este mes”. “Tengo casi 50 años y nadie me va a contratar”. “Mi carrera se estancó hace unos años y no creo que vaya a mejorar”. Todos podemos escribir una frase que ocupa el negro titular del periódico de nuestra vida. Eso, sin tener en cuenta las posibles circunstancias personales que pueden influir también negativamente.
Sin embargo, … cuando somos capaces de poner algo de distancia y contemplar el entorno desde nuestra propia percepción de las cosas y no desde las noticias que nos agobian, nos damos cuenta de que la realidad no es tan negra. Asómate a una ventana: el mundo está lleno de colores, de seres que buscan y merecen la felicidad, de sensaciones que la vida nos regala y que tenemos la responsabilidad de disfrutar. Hay mil millones de razones para seguir peleando, para conseguir nuestros objetivos, para no defraudar a todas las personas que apostaron por nosotros, empezando por aquella a la que debemos más respeto: TU MISMO.
Dicen que un pesimista es un optimista bien informado. No les quito la razón (aunque tampoco se la doy). Por eso prefiero ser realista: los profesionales y los empresarios de este país han sido capaces (armados sólo con su capacidad de trabajo, imaginación y ambición) de llevarlo a unos niveles de prosperidad impensables hasta hace pocos años. Bien formados, bien orientados, hemos llegado a ser admirados en cualquier parte del mundo por esa mágica combinación de energía, determinación y excelencia técnica.
De repente se nos ha olvidado quienes somos, lo que hemos hecho, de lo que somos capaces. Vino la crisis. Lo que parecía positivo y fácil tornó demencial e imposible. Terminando por afectar la forma en que nos valoramos a nosotros mismos. Sin tener en cuenta que el éxito y el fracaso son caras opuestas de la misma moneda, la que tenemos que utilizar en cualquier caso para comprarle el mapa de ruta al Destino.
Por eso se me ocurre recomendarte algo. Quizá pueril, pero que a mí me ha ayudado a cambiar contablemente la forma de dirigir mi actividad profesional: Cada vez que recibas una mala noticia, una queja, una crítica amarga de la situación (lo que constituiría el Debe de nuestro imaginario Libro de Contabilidad) escribe algo en un papel que te haga feliz: cómo fue la última sonrisa de tu hijo, el agradecimiento de un cliente o de un empleado, la pieza de música que te ha emocionado, el tacto de la caricia de tu pareja o el minuto que has paseado bajo los árboles mientras te dirigías al trabajo, … Te aseguro que vas a encontrar miles de motivos para incorporar a tu valioso Haber Vital.
Existen millones de razones para cambiar la visión negativa que hemos ido incorporando a nuestra vida últimamente. Mil millones, tantas como el número de potenciales sonrisas que acariciarán el aire.
“El Buen Management Consiste En Enseñarle a Gente Promedio Como Hacer El Trabajo de Personas de Elite.”
John D. Rockefeller
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