lunes, 31 de mayo de 2010

DELEGAR


Ronald Reagan lo dijo muy bien: “el mejor líder no es aquel que hace grandes cosas, un líder es quien hace que la gente haga grandes cosas”.

Partiendo de esa premisa, vemos a gerentes o altos ejecutivos con mucho trabajo, sin embargo, seguramente su problema radica en la administración del tiempo y, aunque no parezca, la solución es sencilla: delegar ciertas actividades y responsabilidades.

Uno de los puntos más importantes en el management es dejar responsabilidades en manos de otros, que no es lo mismo que responsabilizar a terceros.

Hay infinidad de libros, los gurus cobran millones por dar pláticas del tema y siempre acabamos asintiendo al reconocer la importancia de delegar, sin embargo, en la práctica, rara vez lo aplicamos.

Es interesante ver que después de muchas capacitaciones, la gente se empeña en seguir cargando el mundo, quieren aparecer como héroes, como gerentes insuperables y cracks del equipo. Esto se conoce como complejo de Atlas.

Los ejecutivos que tienen este perfil van pregonando por el mundo lo orgullosos que están, se creen admirados por las responsabilidades que tienen, pero la realidad es que su imagen aparece adulterada y su salud deja mucho que desear.

Los gerentes Atlas creen que son los más fuertes y los más responsables, algo hay de cierto, pero siempre olvidan parte de la historia: Zeus castigó a Atlas, entre otras cosas, por el tamaño de su ego y por creerse 'todopoderoso'.

Delegar se puede resumir en 5 puntos básicos:

Confianza: Cree en tu gente, por algo están contigo, no sólo por casualidad. Hay que aclarar que la confianza no se compra, se gana cuando te arriesgas. Por ejemplo, así como tus padres te soltaron de la mano y ahora estás donde estás, da la misma confianza a tu gente, sólo así llegaran más lejos de lo que se puedan imaginar.

Comunicación: Al escuchar a la gente y transmitirles las ideas y expectativas puntuales, tanto de la empresa como personales, las metas se alcanzarán. En pocas palabras, trata de establecer parámetros, objetivos, términos y responsables para que las actividades se realicen.

Respeto: Un líder debe saber obedecer para hacerse obedecer. Por lo tanto, respetar no significa tener miedo, es entender el por qué de las cosas para aplicarlas adecuadamente.

Seguimiento: Cuando las reglas y órdenes se dan a conocer, los deadlines quedan claros, lo que sigue consiste en verificar los avances bajo los estándares solicitados; esto significa mantenerse cerca de la gente para supervisar su avance, no para hacerlo uno mismo.

Reconocimiento: Una pieza clave de la delegación es darle mérito a la gente que realizó las actividades. Mi recomendación: hacerlo sincera y claramente frente al equipo.

Cabe destacar que si el resultado final no es lo que esperábamos, entonces la responsabilidad no es de quien recibió la orden, sino de nosotros. Sugiero para estos casos analizar la situación, aprender del error y corregir nuestro proceso de delegar.

   
“Lo que tiene precio, poco valor tiene.”

Friedrich Nietzsche 

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