sábado, 24 de marzo de 2012

PECADOS DE EMPRESAS FAMILIARES


En México entre 95 y 98% de las empresas son familiares; la mayoría enfrenta problemas para asegurar su permanencia y lograr transitar de una generación a otra. Según datos estadísticos, de seis empresas en primera generación, dos pasan a segunda, y sólo una de ellas llega a la tercera.


A continuación “pecados mortales” conductuales:

1.   Ignorancia: En la empresa familiar suele confundirse el concepto de “propiedad” con la capacidad de dirigir, la cual requiere de una serie de cualidades, buenas prácticas, estudio y mayor preparación. Para dirigir una empresa hay que estar inmerso y presente en ella.

2.   Irresponsabilidad: Se da cuando se ignoran las leyes del mercado, pues ello puede devenir en prácticas inadecuadas como la remuneración a los familiares, lo que puede traer como consecuencia falsear costos, dejar de ser competitivos, etc.

3.   Engaño: Cuando se confunden los lazos afectivos con las actividades laborales. Se deben hacer las cosas en el lugar que corresponde: actuar como padres en casa, y como jefes en la empresa.

4.   Mentira: Al presentarse retrasos innecesarios en la sucesión en la empresa, es decir, se descuida la formación de uno o varios sucesores que cuentan con las aptitudes requeridas para desempeñarse como tales en un futuro.

5.   Ocultamiento de conflictos: Es sano recordar la existencia de los conflictos y hay que permitir que surjan para resolverlos; es fundamental el manejo adecuado de los mismos. Hay que ponerse de acuerdo para estar de acuerdo.

6.   Negligencia: Cuando se permite el deterioro de la comunicación en la organización. Es importante ser competente, congruente, coherente, compasivo y comunicativo.

7.   Simplismo: Consiste en faltar a la diversidad de roles que cada elemento puede desempeñar en las diferentes actividades que tienen los miembros de la familia (accionista, familiar, empleado, directivo, miembro del Consejo de Administración y del Consejo Familiar), y procurar vivir el rol del momento.

8.   Superficialidad: Descuidar la transmisión de valores fundacionales como afán de logro, austeridad, ahorro, sueños, visión a largo plazo. Hay que estudiar las cualidades del fundador del negocio para que se pueda seguir su ejemplo.

9.   Candidez: Consiste en decidir lo que conviene, dejar las cosas en orden y ser realista.

10. Soberbia: Creer que la familia empresaria, sólo por serlo, no incurrirá en falta. No hay vacuna inmunizadora para ello. “Empresa” y “familia” deben ser conceptos entendidos de forma separada para evitar confusiones al interior de la organización y entender que a su interior existen tres sistemas: familia, empresa y propiedad.




“En manos de un ser humano sabio y maduro, el poder es una gran bendición. Pero en manos de un inmaduro, débil o emocionalmente enfermo, el poder es un peligro tremendo.”

Abraham Maslow

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